

El Real Madrid gana al Celta con un susto de muerte y se cita con el Barcelona por la Liga
Los blancos, guiados por Güler y Mbappé, pasan del 3-0 al 3-2, sometidos en el tramo final por el atrevimiento vigués y la magia de Iago Aspas

No hay paz posible para este Madrid, que apuntó a una goleada contra el Celta y acabó con un ataque de pánico, a un centímetro de derrumbarse definitivamente en la Liga. Del plácido 3-0 para los blancos por el que transitaba la tarde, con Arda Güler y Kylian Mbappé al volante, se pasó a un sofocón terrible para los locales, partidos en el campo, tiritando en cada ataque vigués y expuestos a la magia de Iago Aspas, que salió en el tramo final y se quedó a una uña de dejar sentenciado el campeonato.


Solo el pitido final de Gil Manzano alivió el destemple del Madrid, que después de todos los duelos y quebrantos se jugará la última carta en la Liga dentro de una semana contra el Barcelona en Montjuïc. A cuatro puntos de los azulgranas y a falta de cuatro jornadas, todo lo que no acabe con una victoria merengue significará el epílogo virtual del torneo. El 3-2, que los tres apercibidos (Tchouameni, Ceballos y Lucas Vázquez) no vieran la amarilla y otra buena tarde de Güler resultaron las mejores noticias en un equipo cogido por los pelos que lleva desde agosto caminando en el precipicio.
Después del rebrote en la enfermería blanca en la última semana, el once de Carlo Ancelotti eran habas contadas, con el turco de nuevo a escena. El partido amaneció con un tiroteo. El Celta no es de esos equipos que desesperan a los rivales, sino que los atacan. En dos minutos, Marcos Alonso no atinó con un cabezazo franco, Asencio se la birló a Borja Iglesias cuando éste estaba a punto de encarar a Courtois y, al instante, el belga sacó una mano de las suyas en otro testarazo del exazulgrana. La sesión del vermú arrancó con este frenesí, un escenario que tampoco disgustaba al Madrid porque los espacios se le abrían. La de Marcos Alonso también la tuvo Tchouameni.

Fueron 10 minutos iniciales de un lado a otro que dieron paso a una carga de los blancos más continuada. Después de tantas tardes morosas, los muchachos de Ancelotti no se lo tomaban con calma. Sujetaban la pelota, presionaban y fueron aculando al Celta, que ya no podía ser un equipo tan expansivo. Y en esas apareció Güler, el hombre de estos días sombríos en el Madrid. Después de tantos meses en el trastero rumiando su suplencia, volvió a poner en órbita al Madrid, igual que hace 10 días en Getafe. A la media hora, le cayó la pelota en el costado derecho y soltó un gran zurdazo al palo largo. El partido lo había inaugurado él con una volea fallida y su huella no se diluyó: un caño por aquí, un pase filtrado por allá... Si el fútbol son momentos, no hay ahora en el Madrid un jugador tan crecido como él.
El gol certificó el buen tramo de los blancos, pero eso no le evitó que Courtois tuviera que aparecer en una contra del Celta. El meta despejó un balón rebotado con mucho veneno y, menos de diez segundos después, medio equipo fue a celebrar el 2-0 con él. De su intervención surgió una contra como un trueno que abrochó Mbappé con un disparo categórico. El francés andaba algo desconectado, pero a la primera descargó un derechazo terminal.
El doble zarpazo, más el que fabricaron Güler y Mbappé tras el descanso para el 3-0, pareció cerrar el litigio. Pero en absoluto, aquello solo fue un efecto óptico. Lucas Vázquez despejó flojo sobre la línea, Javi Rodríguez lo aprovechó (3-1) y entonces salió Aspas, que metió la tarde en la habitación del terror para los blancos. Le dio a Williot Swedberg el pase del 3-2 y, al instante, se sacó un taconazo genial para colocar a Durán delante de Courtois. El belga la tocó lo suficiente y el balón no rebasó la línea.
Al Bernabéu se le disparó la fiebre. Todavía la tuvo Aspas en un tiro desde la frontal para empatar. El Madrid estaba roto, con varios atacantes que no bajaban a defender y que tampoco aprovechaban las contras. En defensa andaba el canterano Jacobo Ramón. El finiquito a la Liga quedaba a un centímetro, pero los blancos alcanzaron la orilla entre sofocos y un susto de muerte. Todavía les queda la bala de Montjuïc.
Clasificación | PT | PJ | PG | PE | PP |
---|---|---|---|---|---|
1
![]() |
79 | 34 | 25 | 4 | 5 |
2
![]() |
75 | 34 | 23 | 6 | 5 |
3
![]() |
67 | 34 | 19 | 10 | 5 |
4
![]() |
61 | 34 | 16 | 13 | 5 |
5
![]() |
58 | 34 | 16 | 10 | 8 |
Clasificación | PT | PJ | PG | PE | PP |
---|---|---|---|---|---|
5
![]() |
58 | 34 | 16 | 10 | 8 |
6
![]() |
57 | 34 | 16 | 9 | 9 |
7
![]() |
46 | 34 | 13 | 7 | 14 |
8
![]() |
44 | 34 | 11 | 11 | 12 |
9
![]() |
44 | 33 | 12 | 8 | 13 |
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
